martes, 27 de septiembre de 2011

La anécdota de Pío Baroja

Corría el año 1904 y aquella tertulia, que había abierto el gallego Ramón María del Valle-Inclán en el Nuevo Café de Levante, hervía por las noches con la flor y nata de los intelectuales de la Generación del 98 y los artistas más significados, entre ellos Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Santiago Rusiñol, Mateo Inurria, Chicharro, Beltrán Masses o Rafael Penagos.

Y aquella tarde noche del 13 de mayo de 1904 el que sorprendió a todos los presentes fue Pío Baroja.

Porque cuando se estaba hablando de los españoles y de las distintas clases de españoles, el novelista vasco sorprendió a todos y dijo: “La verdad es que en España hay siete clases de españoles… sí, como los siete pecados capitales. A saber:
1) Los que no saben;
2) los que no quieren saber;
3) los que odian el saber;
4) los que sufren por no saber;
5) los que aparentan que saben;
6) los que triunfan sin saber, y
7) los que viven gracias a que los demás no saben.
Estos últimos se llaman a sí mismos “políticos” y a veces hasta “intelectuales”.

Islandia: Curiosa reflexión que me llega por email

SIN NOTICIAS DE ISLANDIA:

Si alguien cree que no hay censura en la actualidad, que me diga si así como se ha sabido todo lo que pasa en Egipto, por qué los periódicos no han dicho nada de nada sobre lo que pasa en Islandia: En Islandia, el pueblo ha hecho dimitir a un gobierno completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos crearon con Gran Bretaña y Holanda a causa de su mala política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su Constitución. Y todo ello de forma pacífica. Toda una revolución contra el poder que ha conducido hasta la crisis actual.

He aquí, por qué no se han dado a conocer hechos durante dos años:
¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo?

Esta es, brevemente, la historia de los hechos:

2008. Se nacionaliza el principal banco del país. La moneda se desploma, la bolsa suspende su actividad. El país está en bancarrota.

2009. Las protestas ciudadanas frente al parlamento logran que se convoquen elecciones anticipadas y provocan la dimisión del Primer Ministro, y de todo su gobierno en bloque. Continúa la pésima situación económica del país. Mediante una ley se propone la devolución de la deuda a GB y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés.

2010. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum.
En enero de 2010, el Presidente se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos.

A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden, y todos los banqueros implicados, abandonan el país.

En este contexto de crisis, se elige una asamblea para redactar una nueva Constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la Constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano.

Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas.

La asamblea constitucional comienza su trabajo en febrero de 2011 para presentar un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebran por todo el país.

Debe ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

Esta es la breve historia de la Revolución Islandesa:
-dimisión de todo un gobierno en bloque,
-nacionalización de la banca,
-referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales,
-encarcelación de responsables de la crisis y
-reescritura de la constitución por los ciudadanos.

¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos?
¿Se ha comentado en las tertulias políticas radiofónicas?
¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV?

Claro que no.
El pueblo islandés ha sabido dar una lección a toda Europa, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.